Sencillo
como el fruto silvestre, afectuoso, cordial y siempre empapado de una sabiduría
lograda en el diario ajetreo de su existencia campesina, Roberto, integrante
del clan monolítico y siempre solidario de los “Gallardo” caló hondo en nuestra
niñez lejana pero nítida de recuerdos imperecederos en los espacios del fundo
El Boldo de antaño. Instaló su nido hogareño allí en las cercanías de la Casa
de Tabla donde junto a su abnegada esposa- Petronila Badilla Pérez- conformó una familia maravillosa, empapada de
valores y conductas de vida que le trasmitió sin arengas ni rebuscadas frases,
sino que solamente a través de su cotidiano quehacer no exento de sacrificios
ni desvelos pero tácitamente irradiando lecciones y motivaciones plenas de
amistad, humildad, sencillez y nobleza de sentimientos y afectos.
ADIÓS MULTITUDINARIO
El
multitudinario adiós que le tributó el vecindario de su residencia junto a ese
“más de un millón de amigos” que se aglutinaron desde los cuatro puntos
cardinales en la mañana del domingo y que coparon los espacios de la Parroquia
San Pedro a la hora de la eucaristía por el eterno descanso de su alma, como
posteriormente el acompañamiento hasta su última morada en el Campo Santo, más
que un homenaje postrero a don José
Roberto Gallardo Alarcón, constituyeron el fiel reflejo de la balanza de
su existencia y simultáneamente el paliativo al dolor inmenso que
comprensiblemente embarga a su compañera Petronila, a sus hijos, nietos,
bisnietos y demás componentes familiares inmersos en nuevas generaciones que
llevan sus genes…Orgullo para ellos además que “el viejo roble” Gallardo
Alarcón durante su paso terrenal trasmitió y dejó indelebles huellas
encaminadas a hacer mejor y no peor el mundo en que vivimos.-
Jaime Gallardo
Salazar:
NIETO AGRADECIÓ
MASIVO ACOMPAÑAMIENTO
“Hoy
en nombre de mi abuelo, , de mi padre, tíos y primos me ha tocado la difícil
tarea de despedir los restos de mi abuelo “Peyuco”, como le decíamos con mucho
cariño.
Agradecer
a cada uno de ustedes la compañía en estos momentos tan difíciles que estamos
pasando.
Sé
que muchas de las personas presentes viajaron sólo para acompañarnos el día de
hoy; para todos ustedes creo que mi
abuelo fue una persona especial, como también para nosotros…. Él fue un hombre
noble, de grandes sentimientos, nunca tuvo una mala palabra para nadie. Y eso
quedó demostrado en estos días. Vuestra presencia nos ha hecho mitigar el gran
dolor que sentimos el día de hoy.
ABUELO: Tus siete
nietos, cinco bisnietos, tus hijos Toño, Jaime, Nelson y especialmente tu hija
Rosa que con mucha dedicación cuidó de ti hasta el último momento, hoy te
quieren agradecer que hayas formado parte de nuestras vidas… Nos dejaste un
gran legado, la unión de tus hijos. Ellos seguirán luchando por mi abuela y tú
desde el cielo nos cuidarás a todos.
Gracias
“Peyuquito” por esas historias sin fin, por esos recuerdos que jamás
olvidaremos.
Esto
no es un adiós, sino un hasta pronto.
Descansa en paz mi
quiero Viejo…
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