lunes, 3 de agosto de 2015

EN DIOS NO HAY NADA VACÍO NI SIN SIGNIFICADO


La antífona del aleluya de esta celebración dice así: “El Hombre  no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. ¡Que magnifica introducción al evangelio de este domingo! Jesús a esa multitud que lo seguía, le reprocha tener intereses mezquinos: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque  vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse”.

Jesús no ha venido sólo a dar pan al mundo, sino a ofrecernos una palabra que puede alimentarnos de verdad. Pero también ha venido – es lo que aparece en el evangelio de hoy- para que veamos signos. O sea, ha venido para seamos capaces de ver en lo que tenemos delante, o  en aquello que nos sucede, un signo de misterio de Dios,    de su presencia y de su voluntad. Un gran padre de la Iglesia, Ireneo de Lyón, decía que: “En Dios no hay nada vacío ni sin significado” Esto quiere decir que todo puede llegar a ser un signo de la presencia y voluntad del Señor. El pueblo recibió en el desierto era más que pan. Era un signo del amor y la ternura de Dios “por las cosas secundarias lo llamaban a las cosas principales; por las cosas figuradas lo conducían a las verdaderas; por las cosas temporales lo conducían a las eternas, por las cosas carnales  lo conducían        a las espirituales; por  las cosas terrenales  lo conducían a las celestiales” ( Ireneo).

Hay que ir aprendiendo a ver en nuestra historia personal y comunitaria los signos que  nos hablan y nos traen la presencia de Dios. A veces no son muy claros. San Pablo enseñó que nosotros vemos ahora “por medio de un espejo, en enigma” (en esa época los espejos no eran tan buenos como ahora): y agregaban: “pero entonces veremos cara a cara” La liturgia nos introduce en ello.

PADRE: LUIS HUMBERTO ALARCÓN
PÁRROCO

PARROQUIA SANTO TORIBIO CURANIPE.

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