SENADOR MATTA VALORA APROBACIÓN
DE PROYECTO QUE REGULA ACTIVIDAD APICOLA
El
Senador Manuel Antonio Matta destacó aprobación en general del proyecto que
sistematiza la actividad apícola en el país, beneficiando principalmente a los
pequeños campesinos entre ellos los que desarrollan esta actividad aquí en el
territorio de nuestra comuna y provincia de Cauquenes.
Como
integrante de la Comisión de Agricultura, Matta ha respaldado desde el primer
momento esta iniciativa, habiendo intervenido en la reunión de sala del Senado
en sesión de la pasada semana entregando sus argumentos de apoyo al proyecto y cuyo texto es el siguiente:
“El señor MATTA.- La actividad apícola es
importante en nuestro país. Los antecedentes recogidos en el último Censo
Nacional Agropecuario indican que en Chile existirían aproximadamente 10.500
productores apícolas, los cuales contarían con cerca de 454.500 colmenas. Del
total de productores, un 8 por ciento se encuentra en mi región, la Región del
Maule y fundamentalmente en su borde costero, mientras que el 14 por ciento del
total de las colmenas se ubica en dicha región. El rendimiento de miel es
cercano a los 12 kilos por colmena lo que ha significado un incremento cercano
al 50 por ciento en tan solo una década.
Desde
el punto de vista comercial, el 85 por ciento de la miel se destina a la
exportación, segmento en el cual la tendencia de precios ha sido a un alza
sostenida en los últimos diez años en cada uno de los mercados de destino de la
miel chilena. La miel exportada alcanza valores sobre los 30 millones de
dólares equivalentes a cerca de 10 mil toneladas exportadas. Otro ámbito de
importancia comercial corresponde a los servicios de polinización, en cuyo caso
el valor pagado se estima entre 10 y 15 millones de dólares, con un alto
impacto en el desarrollo de la fruticultura.
La
actividad apícola sigue tendencias mundiales. Actualmente ha ido incorporando
la producción orgánica de miel con destino a mercados internacionales y el uso
de la apicultura y sus productos en formatos más sofisticados como la
apiterapia y elaboración de cosméticos y otros alimentos provenientes de la miel,
polen y jalea real.
La
apicultura nacional se concentra mayoritariamente en manos de pequeños
apicultores a lo largo de todo el país, siendo un importante complemento
productivo y económico en este segmento.
Según
estudios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 67 por ciento de los
apicultores tiene menos de 20 colmenas con escasa incorporación de herramientas
tecnológicas en los procesos productivos y bajo nivel de profesionalización,
tecnificación y acceso a la información que posee el rubro, lo que determina
una condición de vulnerabilidad ante eventos sanitarios o comerciales que
puedan presentarse en el sector.
La
apicultura es una actividad que utiliza y aprovecha la riqueza floral que tiene
el país en todo su territorio. Incluso, gran parte de los apicultores traslada
sus colmenas en forma temporal para aprovechar la oferta de flora que se
expresa en épocas diferentes a lo largo y ancho del país, en un proceso
denominado “trashumancia”.
En
la actualidad, la actividad apícola presenta complejos escenarios. Estos se
caracterizan por el crecimiento del consumo y comercialización internacional de
la miel, crecimiento de la demanda por productos diferenciados de la colmena,
mayor demanda por servicios de polinización y mayor preocupación e iniciativas
de preservación del soporte vegetal melífero y de los agentes polinizadores.
Además
de estas buenas condiciones para un rubro emergente nacional, se acompaña de un
incremento de las enfermedades apícolas y sus impactos productivos y económicos,
así como el riesgo de afectar la inocuidad de los alimentos provenientes de la
apicultura. Esto ocurre como consecuencia del mal uso de medicamentos y
productos para el control de enfermedades de las abejas y la contaminación por
mal uso de plaguicidas en la agricultura y falta de coordinación y comunicación
con los apicultores.
Finalmente,
los apicultores no siempre cuentan con los conocimientos y las prácticas, así
como los recursos financieros para hacerse cargo por sí solos de las oportunidades
del mercado, así como para enfrentar sus principales problemas.
Así,
todo este contexto determina que la actividad apícola esté sometida a tensiones
productivas, comerciales y sanitarias y que requieren disponer de un marco
normativo que orienten a los distintos actores que intervienen en la cadena
productiva y establezca alternativas de mejoramiento de las condiciones bajo
las cuales se desarrolla este segmento productivo.
Las
actuales regulaciones y programas de las instituciones públicas de fomento, así
como las de sanidad e inocuidad, si bien han sido un gran aporte al desarrollo
de la actividad en los últimos años, no dan respuesta a la complejidad y todos
los desafíos de este sector.
Los
escenarios actuales establecen un gran desafío para el país, en términos de
contar con una “Política nacional de desarrollo del sector apícola”, que nos
permita mejorar los niveles de tecnificación de la actividad productiva,
aumentar la profesionalización de los productores y cumplir con estándares
sanitarios, de calidad y comerciales que el actual contexto demanda. Solo en este
contexto se entiende una Ley Apícola, la cual fortalezca la actividad privada y
la actividad pública para convertir a la apicultura en un rubro competitivo.
Yo
quisiera señalar, señora Presidenta, mi voto favorable a este proyecto apícola,
presentado por el Senador Letelier, y también sumarme con mi voto y mi firma,
en el momento oportuno, a otro proyecto de ley complementario que ha presentado
la Comisión de Agricultura, el Senador Eugenio Tuma.
De
manera tal que adelante con los apicultores. Y hay un conjunto de indicaciones
que presentaremos en su oportunidad para realizar los ajustes necesarios a este
proyecto de ley.”
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